domingo, 27 de febrero de 2011

Anoche, me contaron una leyenda que decía lo siguiente:
Dos amigos se encontraban hallados en el desierto y en un lugar de éste, empezaron a discutir, llegó a la consecuente causa de una bofetada sobre el otro. 
Su amigo, ofendido, destrozado, no tenía nada que decir, así que decidió escribir en la arena:
Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en la cara.
Los amigos continuaron su trayecto. Encontraron un oasis y decidieron bañarse.


Precisamente la persona abofeteada y lastimada empezó a ahogarse, pero curiosamente su amigo lo salvó. Al recuperarse, escribió en la piedra:
Hoy, mi mejor amigo me salvo la vida.




Intrigado el causante de ambos casos pregunta:
¿Puedo saber por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?

Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando nuestro mejor amigo nos ofende, lo escribiré en la arena ya que el viento y el perdón se encargarán de borrarlo; por otro lado, cuando mi mejor amigo me beneficia en algo, deberé grabarlo en la piedra, donde el viento no podrá borrarlo.



¿Hablamos de amistad?, ¿Hablamos de aptitudes? ¿Hablamos de sonrisas? 
Quzás una cosa lleve a la otra...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Necesitaba mantener un diálogo de yo a yo, conmigo misma. La sensación de cerrar los ojos y verme sentada frente a mi propio yo. Callada, en silencio, escuchar con atención lo que me tengo que decir. Intento dejar los prejuicios fuera del entorno seguro que yo misma he necesitado crear por la simple razón de que quiero que se produzca una apertura en mi corazón. Una gran apertura. 
Me pasa algo curioso, cuanto más necesito las palabras, menos las encuentro, se esconden en un lugar oculto. Es como si de pronto, el sonido de las palabras se perdieran, siento que la impotencia me persigue en forma de flecha. Ya lo sé, mi ignorancia desconoce el lenguaje de los signos. 
Y es que a veces, siento la separación de mi misma, y eso me produce efectos secundarios.


"La batalla más grande la tengo todos los días conmigo mismo"  Napoleón I 

lunes, 21 de febrero de 2011

Precisamente hoy, he tenido un examen de la evolución. Arranco con este tema. 
Es útil camuflarse con el paisaje. Confundirse entre colores similares para llegar a no destacar demasiado. 
Esto llega a ser la lucha por la supervivencia, esconderse por puro instinto de protección. Nadie podrá quitarnos lo que quizás pocas veces lleguemos a ser. Así tampoco, nadie cogerá unas monedas que pedimos de ese tesoro que cada persona poseemos. Tesoro de valor incalculable oculto en los ojos de cada uno de ellos. 
Quizás y solo quizás, de tanto esconderlo, es posible que en algunos de estos días inesperados traspasemos ese umbral que tanta locura posee, que poco a poco nos hace creer que todo aquello que no tocamos o no sentimos, simplemente no existe. Pero, toda persona comienza a dibujar recta por recta, trazo por trazo, un dibujo que le hace un ser invisible.
Entre el valor y el miedo, mucha energía hemos dejado de utilizar. Cada día es una lucha mano a mano hasta que paramos y prestamos atención, descubrimos que ese mano a mano esta protagonizado por nosotros mismos y que, sin embargo, no sabemos si la derrota es segura. El dolor se hace casi insoportable.
A pesar de ello, volvemos a dibujar lo que tanto nos gusta, color por color. A esto se le llama vida, y la vida, yo no me la quiero perder. 
6 horas sentada en una silla cuando tienes en la cabeza un blog que debes ir renovando, te da que pensar, por ello mientras en clase de lengua me aburría, pensé: ¿Qué seria el mundo sin nombres? 
Somos identificados gracias a ellos. Ellos identifican tantas cosas que tenemos, las personas que queremos y los lugares de los que alguna vez presumimos. 

Si hay algo que he aprendido en ética, es que las etiquetas las tenemos colgada todo el mundo. Lo etiquetamos todo. Por ejemplo, a nadie le gusta que lo juzguen pero lo enjuiciamos todo. 
Nos gusta la aglomeración de gente, pero marginamos a los "raros". Y aquí mi pregunta, ¿A qué viene tanta contradicción?
Yo también he pensado infinidad de veces algo que podría inventar para pasar a la historia, precisamente no como Graham Bell, pero, incluso lo emocional está inventado. La manera con la que nos relacionamos en la interpretación de nuestras vidas es vital. ¿El problema? El problema es aceptar que el techo de la evolución ya sabe como interpretar nuestros mundos y aún peor, la forma corazonada que tenemos en el interior no lo permite. No me gustaría colocar la etiqueta de FIN donde todo el mundo la vea.
Posiblemente la forma de poner un nombre a algo o alguien, se considere la primera forma de generar un espacio fundamental a su alrededor así como de limitarlo. El miedo es el responsable del no hacerlo. Por supuesto, sabrás que lo opuesto del miedo es el amor. 
En resumen, cada uno es libre de elegir las etiquetas para colocar y cuales no colocarlas o que otros coloque sus etiquetas por él. 

domingo, 20 de febrero de 2011

Hay veces en los que una vida puede condensarse en solo unos minutos mientras tanto, el resto de la existencia esté significando, quizás, bastante menos.
Quizás el sentido de la vida solo sea eso, una serie de chispas de fuego, momentos pequeños de manera intensa donde solo existen esas personas que cariñosamente se miran.
Son momentos pasados en los que la memoria guarda todos y cada uno de esos instantes vividos como no vividos. La chispa siempre produce ECOS en el cerebro.
Preguntas sin respuestas. Sólo destaca el verbo sentir, sabes que es real. Terceras personas, que lo viven igual que tú.
La vida sigue, esta la posibilidad de no volver a ver a terceras personas nunca mas, tal vez solo haya sido ese regalito que el destino algunas que otras veces te hace.
La imaginación y los sueños son los que dan vida a la permanente historia que ahora, se vuelve subterránea. Quizás en la superficie vuelva a salir, quizás algún día. 


Conmigo misma a solas estoy y dejo que mis propios pasos me guíen a cualquier lugar mientras mis pensamientos me llevan gracias a los recuerdos vividos.
La vida de cada persona tiene su propia historia y el mejor álbum de fotos es la memoria, solo tuya y de nadie más.
Todos tenemos muchas cosas que contar así como que callar. El miedo que cada persona existente tiene, fobias que nos van matando lentamente, pero, aprendemos a vivir con todo.
Al fin y al cavo, podría decirse que la vida es un cocktail de alegrías y tristezas. Unos días ríes, otros lloras. Quizás no podríamos decir cuantas carcajadas has soltado en lo que llevas de vida ni cuantas gotas has derramado de tus ojos.
A pesar de estar rodeado de gente, hay momentos en los que nos sentimos perdido. En tu interior es de sentir que falta algo. Notas un gran vacio provocado por la carencia o quizás el dolor que está provocado por ti mismo o por segundas personas.
De nada sirve gritar con todas tus fuerzas si nadie te escucha.

Póker de ases


La vida es un baraja. Estos jugadores se suelen guardar los ases en la manga para, obviamente, jugarlos a su favor y salir beneficiados, pues bien, la locura y el dolor van juntas siempre al peor jugador y con solo saber un poco de póker, nos damos cuenta que éstos tiran sus cartas, pueden ser a razón de verse derrotados antes de llegar a la última carta, también prefieren seguir jugándolo todo a ciegas, pues les tocó el comodín de la esperanza y la ilusión.
Ahora que me toca coger otra carta, preferiría tirarla y disfrutar de las tiradas según vayan llegando, por supuesto, antes de planear mi próxima jugada.
"EL DESTINO BARAJA LAS CARTAS, PERO NOSOTROS LAS JUGAMOS"- Arthur Schopenhauer

sábado, 19 de febrero de 2011

Carpe diem quam minimum credula postero

Aprovecha el día, no confíes en el mañana, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Mi lugar, mis pensamientos, mi sitio, mi vida, mis sentimientos, mis ojos
Observar, analizar y callar mientras me decepciono en silencio.



Durante toda la tarde me dediqué a hacer el vago y mi madre lo había presenciado, de hecho lo había hecho durante dos días. Aún no llegada la noche mis ganas empezaron a florecer y sería mejor que mi madre no lo sintiera.
A las 3 de la mañana, mi madre se despierta, yo estaba tan distraída que no me di cuenta, y fue entonces cuando me pilló haciéndolo, delante del ordenador.

+ ¿Es qué no te piensas acostar hoy? Ya son las 3 de la mañana.

Me quedé un momento sin saber que decir, no le había dado importancia a las palabras que de su boca salían:

- Mamá, me apetece estudiar a estas horas -- dije con tono serio.

Ingenua de ella, y quiero suponer que aún estaba dormida, no se le ocurrió que su hija tendría un examen dentro de unas 8 horas y aún no había dormido. Sabiendo también, la idea de estudiar a última hora.
Yo también hubiera preferido que no me hubiera visto, y aún sabiendo lo que había estado haciendo los últimos dos días, claro está que me reñiría. Con lógica, ella no sabía la fecha del último examen. Es mejor vivir sin al menos, mis preocupaciones.

El caso es que unas horas más tardes de ser pillada in fraganti tenía que salir pitando al lugar donde permanezco 6 horas diarias, mi instituto, pero ella ya se despertó. Tenía que pasar desapercibida para no recibir esa riña que la hace tan particular. Fue divertido pensar la niñería que estaba haciendo.
Lo siguiente fue llegar a casa y entrar en estado de coma, fue un martes muy largo.

El estado de coma del que aún no me he despertado, me encanta vivir así.